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En el origen del web se encuentran las motivaciones que condujeron a la creación de GROC, los ideales que
han guiado el trabajo realizado y, sobre todo, las personas. Se trata de aspectos que, habitualmente, quedan en un segundo plano,
eclipsados por los contenidos. Sin embargo, durante los últimos años, he tenido la oportunidad de comentarlos en
diversos escenarios. Empiezas hablando de los trabajos realizados, los proyectos, las publicaciones... continúas con las personas,
el grupo humano... Y terminas hablando de ti mismo: de lo que haces, de lo que obtienes, de los peajes que comporta, de la percepción
social que genera el trabajo realizado,... Son aspectos que he tratado en privado y que ahora expongo públicamente. Para ello,
los he agrupado en 8 bloques.
Del grup ICE de Organización de Centros a GROC: un largo recorrido
Resumen de los peldaños de mi trayectoria profesional que convergen en la creación de GROC.
Una manera singular de entender la investigación educativa
Posicionamiento personal en relación a la investigación educativa y análisis de las consecuencias que se desprenden.
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo (Arquímedes)
Admitir la imposibilidad de llevar a cabo reformas globales del sistema educativo plantea la necesidad de un acercamiento
situacional y de atorgar mayores niveles de autonomía real a los centros.
La mejora educativa y la comprensión de sus protagonistas
La formulación de opciones realistas y contextualizadas de mejora, implica la comprensión
de las diversas posiciones e intereses (visión poliédrica) de sus protagonistas.
¿Para qué sirve el saber? Construir puentes entre la sabiduría y la pragmática
El progreso de la educación se encuentra en manos de los ingenieros del sistema; se trata de construir puentes entre el conocimiento y la realidad de los centros.
Formación: difusión de conocimientos orientados a la mejora?
La formación permanente debe transformar el conocimiento en propuestas de acción contextualizadas. Sin embargo, no parece que éste sea el enfoque predominante.
Todos tenemos una edad
Las personas y los grupos pasan por etapas vitales. Hasta el momento, la experiencia de GROC ha estado magnifica y, mientras sea así,
perdurará. Ahora bien, todo tiene un final. Habrá que estar alerta a la sintomatología.
El equipo y la persona
Los apartados anteriores reflejan ideas y posicionamientos individuales. GROC es un equipo. ¿Cómo encaja lo uno y lo otro?
Se trata de delimitar las aportaciones y las responsabilidades de sus miembros.
Del grupo ICE de Organización de Centros a GROC: un largo recorrido
Todo ello empezó en 1990 de la mano de Pere Costa quien me invitó a formar parte de un grupo
del ICE interesado en la organización de centros. Éramos una quincena de personas, que nos encontrábamos
un sábado al mes para hablar y elaborar propuestas sobre diferentes temas: el PCC, la evaluación,... Aprendí
que el ambiente de compañerismo y la afiliación voluntaria son clave en los grupos de trabajo. También,
que la perdurabilidad del grupo reside en los resultados. No basta con reunirse y hablar; es necesario producir algo (conocimientos,
materiales, etc.) que sea útil.
El grup ICE se disolvió al 1994. El siguiente paso no llega hasta el 1998. Durante el intervalo llevo a cabo
un trabajo de fundamentación inherente al acceso al mundo universitario: la elaboración de la tesis doctoral, la entrada
a la comunidad científica (la de Organización es muy dinámica), la influencia de quien considero mis maestros, la
elaboración del proyecto docente. Los noventa fueron años de aprendizajes sin los cuales ahora nada de lo que ahora hacemos
sería posible.
El 1998 convoqué a amigos, conocidos y saludados a un proyecto inconcreto que denominé GRAF-QUO (embrión
de lo que después seria GROC). La idea era muy simple: construir diversos grupos de reflexión entorno de temas inherentes al
funcionamiento cuotidiano del centro, liderado por uno o diversos compañeros universitarios, con una participación mayoritaria
de docentes en ejercicio. Se trataba de llevar a la práctica los fundamentos de la investigación colaborativa: eso de lo que
tanto pregonamos pero poco practicamos. Asistieron 41 personas. Aún conservo las hojas de expresión de interés y el
proyecto fundacional.
Projecte fundacional de GRAF-QUO
Llistat de persones que van mostrar-hi interès
La idea de poner en marcha una estructura multinodes, agrupando a las personas por intereses de estudio tuvo un éxito
parcial. El 1999, junto con Dolors Capell, pusimos en marcha el grupo de Gestión de Aula (que se encuentra en el origen del posterior
interés por la convivencia escolar) el cual se interesó por el estudio de diversos factores que inciden en la dinámica
del aula de secundaria, poniendo un énfasis especial en el afrontamiento de situaciones de disruptividad, hostilidad, etc. El grup
estuvo activo hasta el 2003; congregó una cuarentena de docentes de secundaria de las comarcas de Girona.
Finalmente, después de un año de descanso, el 2004 nació GROC (Grup de Recerca en Organización
de Centros), que congregó un grupo de docentes y directivos interesados por el estudio de la organización y el funcionamiento
cuotidiano de los centros educativos. Éramos un grupo de amigos que nos reuníamos una tarde al mes para merendar juntos y hablar
de temas de educación. Empezamos con la acogida a los nuevos profesionales y hemos continuado con diversas aportaciones. La historia
reciente ya es conocida y se puede seguir a otros apartados de la web.
En la base de GROC hay un largo recorrido: tanto en la concepción de la investigación educativa, como en la
relación cotidiana con los centros, como en la metodología de trabajo. Sin las diversas estaciones del trayecto, no
habríamos llegado al destino actual.
Una manera singular de entender la investigación educativa
El trabajo de GROC sólo (y me lo he pensado mucho antes de escribir este "sólo") es posible si se parte de
una determinada concepción de la investigación educativa (punto en el cual es fácil encontrar muchos correligionarios)
y, al mismo tiempo, se aceptan las consecuencias que se desprenden de ello(ahí ya no hay tanta coincidencia).
Existe un notable consenso en aceptar que un elemento clave en el progreso de las sociedades postmodernas reside en el establecimiento
de conexiones ágiles, dinámicas y permanentes entre la investigación, la innovación y la formación de los futuros
profesionales. Sin embargo, la ecuación I+D+I, que es habitual al mundo científico y tecnológico, presenta notables singularidades
cuando se aplica a las ciencias sociales y, más en concreto, al mundo de la educación.
Desde un punto de vista científico, son diversas las intenciones que orientan la investigación educativa, las cuales
conducen a la adopción de enfoques específicos: históricos, comparativos, básicos, etnográficos, evaluativos,... Cada uno
de ellos tiene su lógica, sus fundamentos y su razón de ser. Ahora bien, desde un punto de vista social, si la educación es una
actividad práctica, que se lleva a cabo cotidianamente, parece que debería potenciarse la investigación aplicada: la
investigación que parte de un conocimiento profundo del contexto para, aceptando los problemas y las imperfecciones, generar herramientas
y propuestas de mejora.
Se trata de un planteamiento lógico, que es habitual al mundo de la industria o de la tecnología. ¿Por
qué no sucede lo mismo en educación? Las razones son diversas:
- Los intereses de los investigadores se orientan más en dar respuestas a lo que se les valora desde la universidad: la cientificidad, la
competividad, la publicación en revistas de impacto (si es en inglés, mejor)... Esto ha propiciado un distanciamiento de los problemas prácticos que se viven en las escuelas.
- Los profesionales de la educación se encuentran notablemente alejados de la investigación educativa. La perciben como algo teórico,
distanciado de sus problemas y necesidades inmediatas. Por otro lado, el reconocimiento que obtienen por participar es prácticamente nulo.
- Finalmente, des del macrosistema tampoco se acaba de confiar en la investigación educativa, especialmente cuando trata cuestiones de actualidad,
que son objeto de controversia social.
El investigador experimentado es conciente de estos dilemas. Ha de aceptarlos y pasar a la acción. Advierte que nadar contra
corriente es más costoso, que genera inseguirdad, que requiere mucho esfuerzo, que no concuerda con la cultura universitaria en boga y, a demás,
que no se le reconoce el trabajo realizado,... Ante este panorama, es comprensible que opte por renunciar; tal vez salvando las formas (el discurso) pero renunciando
a la esencia (la utilidad social).
En mi trayectoria universitaria, en la medida que me ha sido posible, he procurado evitar este peligro. Nadie puede permanecer al margen de
los peajes del sistema; ahora bien, una vez pagados los indispensables, he intentado no contraer nuevas dependencias. GROC me ha ayudado a ello. Se trata de
efectuar propuestas de mejora que tengan en cuenta lo que sucede en el día a día de las escuelas e institutos. Esto implica tres condiciones
básicas:
- Conocer y comprender lo que sucede en el sistema educativo y en los centros.
- Trabajar de una manera colaborativa con maestros, profesores/as, directivos/vas, administradores, etc.
- Adoptar una actitud de humildad y de generosidad: disposición a ayudar, colaboración en la mejora, aportar los resultados de trabajo de
una manera desinteresada.
Todo esto es posible, pero no se corresponde con la cultura universitaria ni con la idea estereotipada que la sociedad se ha formado de la
investigación educativa: el erudito que vive en el limbo de la sabiduría pero desconoce lo que pasa en la escuela de la esquina. Cada investigador
se plantea (de una manera personal, íntima, intransferible) el dilema de hacer cosas para generar conocimiento científico (publicar a revistas de
impacto, acumular meritos, progresar en la carrera docente,...) o bien hacerlo para intentar contribuir en la mejora de la escuela actual, con sus contradicciones,
inquietudes y dilemas.
En teoría, ambas cosas deberían de ser posibles e, incluso, se tendrían que reforzar mutuamente. En la práctica, el
divorcio es evidente. Y como todos tenemos unos límites personales (de años de vida, de horas diarias de dedicación al trabajo y, sobretodo,
de entusiasmo para creer en lo que uno hace) he optado para dejar las cosas. No se puede hacer todo en esta vida y, ante la necesidad de escoger, me he
decantado por lo que considero que hago razonablemente bien y por lo que más me gusta. Implica renuncias y peajes que debo aceptar...
pero también da satisfacciones.
Si ahora lo formulo públicamente (después de haberlo hecho privadamente) es para que se entienda mi actitud y las razones que me han
llevado a ella. No hay ningún afán de denuncia, ni ningún llamamiento a la revisión de los parámetros que regulan el funcionamiento
del sistema. Es sólo el testimonio de una posición personal.
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo (Arquímedes)
Con una actitud chulesca se presento Arquímedes al rey Hieron III de Siracusa a medios del siglo III a.c.. Decía que
revolucionaría la estrategia bélica con sólo un palo largo. El resto ya es conocido, presentó una mejora del principio
de la palanca, basado en un sistema de poleas, que multiplicaban el esfuerzo, realizado a una banda del circuito, lo cual permitía mover
grandes pesos que, sin el ingenio, se habría necesitado el esfuerzo de decenas de hombres, sometidos a las acometidas del enemigo. Con una
palanca se puede mover cualquier cosa, por grande que sea. El problema reside en encontrar un punto de apoyo donde apuntalar la barra.
Han pasado casi 2500 años y este principio continúa vigente en el sistema educativo catalán y español.
Ha habido múltiples intentos de moverlo en una dirección que se considera socialmente deseable (últimamente se utilizan mucho
vocablos como cualidad, excelencia, mejora continua,...) pero el sistema continúa, con una tozudez admirable, más o menos, en el mismo
sitio. O, como mínimo, los movimientos que efectúa (haberlos, haylos) no pueden, atribuirse a la palanca mágica...
Cuando llevamos casi treinta años repitiendo la misma historia (de hecho, seguro que la esencia de las competencias
básica ya debía encontrarse en la Ley General de Educación) quizás se trata de reconocer la imposibilidad. No
hay fuerza humana capaz de mover el sistema educativo en una dirección prefijada; es mastodóntico, aguanta las acometidas como
si fuesen cosquillas. Pasan las leyes, los ministros, los consejeros, las modas,... y continúa impertérrito.
Acepto esta realidad como un principio básico y procuro ser consecuente con él. Es posible, si él lo quiere,
ayudar un maestro a mejorar su competencia para afrontar situaciones complicadas en el aula; es posible, cuando haya un cierto consenso y disposición
a pasar a la acción entre el colectivo docente, mejorar la convivencia en un centro. Ahora bien, no es posible mejorar el sistema en su conjunto.
Y no lo es porqué una medida que tiene efectos positivos en un lugar, los tiene negativos en otro. Por eso me gusta mucho el verbo poder.
Mi trabajo consiste en proponer cosas que "pueden" hacerse, argumentando las ventajes que conllevan y, también, los riesgos o las
condiciones necesarias. Quien ha de tomar la decisión es cada centro, cada maestro,... Y quien recibirá los éxitos y las
repercusiones (conflictividad social, apatía, indiferencia, enrarecimiento del clima de centro,...), también.
La única cosa que puedo hacer, y que procuramos hacer des de GROC, es ayudar. Eso es todo. Y no lo hacemos pensando que se
trate de una aportación perdurable, con un valor transcendente: el único valor del trabajo que hacemos es aquel que le otorgan los
destinatarios. Se trata de recordar Machado, con la voz de Serrat.
La mejora de los centros y la compresión de sus protagonistas
Quienes nos dedicamos a la Organización Escolar somos una especie de sabuesos. Lo oliesqueamos todo, observamos, nos fijamos en
pequeños detalles que te permiten tener algunos indicios de la relación que hay entre las personas, de si hay buen rollo o mal ambiente.
Lo hago allá donde voy; tanto en centros educativos como en otros lugares: la tripulación de un avión, el equipo de enfermería
de una planta, el grupo de colaboradores de mi dentista... Se trata de tener claro que las organizaciones son personas. Y las personas, en última
instancia, somos motivaciones. Al fin y al cabo, todo converge en Maslow. Si conocemos por qué hacen las cosas las personas, qué fuerzas
interiores los empujan, qué recompensa esperan obtener... todo es mucho más sencillo.
¿Es difícil comprender lo que sucede en el sistema educativo? Lo es; pero tampoco debe magnificarse. Cada uno de los
fenómenos escolares es susceptible de múltiples lecturas que son deudoras de la posición desde la cual se realizan. La realidad
siempre es subjetiva; cuando se observa des de una posición interesada, todavía lo es más. Con eso quiero decir que ante cualquier
hecho de actualidad (la sexta hora, los planes de autonomía, los espacios de bienvenida escolar, el plan de convivencia, etc.) es interesante
observar como es percibido desde diversos puntos de vista: como lo ve el consejero, el director general, el inspector, el director, el profesor,
el sindicato,... e inferir qué motivaciones subyacen a cada visión. Es un ejercicio interesante que ayuda a prever las fricciones y los
cortocircuitos del sistema.
Delante de este panorama, procuramos generar conocimiento que emerja de la realidad. Para hacerlo, es necesario comprender los diversos
posicionamientos, (integrándolos y, también, contraponerlos) para formular propuestas de mejora que sean independientes, viables y realistas.
Ser consecuentes con este precepto implica adoptar una posición de neutralidad y de honestidad en relación al objeto de estudio. Es posible
defensar diversos posicionamientos ideológicos, todos ellos bien legítimos, en relación a la sexta hora o a la introducción
de las competencias básicas al curriculum, para poner dos ejemplos recientes. Ahora bien, desde una perspectiva pragmática, conduce a un
callejón sin salida. El reto estriba en hacer un buen uso de ello. Para poder ayudar a los centros, es necesario comprender la realidad en profundidad
observarla desde las diversas caras del poliedro). Ello permite formular, de una manera fundamentada, opciones de mejora para que, finalmente, sean ellos quienes,
autónomamente, decidan aprovecharlas o ignorarlas.
¿Para qué sirve el saber? Construir puentes entre la sabiduría y la pragmática
Existe un amplio consenso discursivo en torno de la necesidad de generar conocimiento científico que sea útil, es decir,
aplicable. Uno podría pensar que esta es una condición básica de la investigación educativa pero la realidad nos dice que
esto no sucede tan frecuentemente como seria deseable. ¿Por qué?
Uno de los motivos puede residir en el propio diseño de la investigación. Una gran parte de las investigaciones que se llevan
a cabo se basan en el control de variables. Se quieren analizar los efectos de una variable sobre otra y, para tener constancia de una manera rigurosa, se
controla la resta de factores que intervienen. El problema llega cuando a la realidad no se puede controlar nada; todo interacciona e influye en todo.
Generamos conocimiento científico que no es útil, porque no tienen en cuenta las condiciones, en la cuales se encuentra la escuela para su
puesta en práctica.
Es uno de los riesgos de la fragmentación del conocimiento. Entiendo y valoro mucho el trabajo de mis "colegas" que hacen
aportaciones valiosas a la didáctica de la matemática o al uso de las TIC, por ejemplo. Sé que procuran estar en contacto con centros
y obtener feed-back de la aplicación experimental de sus investigaciones. Pero, la variabilidad entre los diversos centros es tan grande que las conclusiones
que son validas par a uno no lo son para otros.
El investigador se siente impotente ante esta realidad. Él ya ha cumplido con el deber sociales de genera conocimiento. El reto de adaptarlo
a cada contexto le sobrepasa. Y si lo hace, ha de aceptar que, al cambiar de contexto, es posible que lo que haya investigado no sea útil a la nueva realidad;
incluso, puede que sea contraproducente. Y por lo tanto, éticamente, debería aconsejar la renuncia a los resultados de la investigación.
Debería de decir:
Por muy científica, rigurosa y fundamentada que sea la investigación que he hecho, no es útil en este contexto. Quizás
lo seria si cambiasen las condiciones pero, en la tesitura actual, lo más sensato es renunciar.
Llegar a esta conclusión es muy duro para el investigador que ha empleado muchas horas y esfuerzo a la tarea. Y que, además, cuenta con el aval de
la cientificidad. Pero es una actitud responsable que implica humildad. Se trata de pasar de la sabiduría a la pragmática. En otros casos, los hallazgos científicos
a la realidad de cada contexto (para lo cual hay que conocerlo) y, también, debe adecuarse el formato y el lenguaje.
Formación: ¿difusión de conocimientos orientada a la mejora?
La formación permanente del profesorado ha sufrido cambios en profundidad durante los últimos tiempos. Hemos asistido a un
aumento considerable de actividades de diversa índole que ha generado una notable demanda de formadores que aceptan y hacen el trabajo lo mejor que
saben, movidos por motivaciones diversas: voluntad de servicio, reconocimiento, reto personal, oportunidades para aprender, ganas de promoción,
curiosidad, etc. Ahora bien, ¿cómo se llega a "fofo"?, ¿Cómo se forma el formador de formadores?
Y me lo aplico a mí mismo. ¿Cómo me formo para dar respuesta a las demanda de mis alumnos de la Facultad o a las de los profesionales
en ejercicio? La respuesta es clara: generando conocimiento que emerge de la realidad, elaborándolo para que pueda ser transmitido, finalmente, y diseñando y
desarrollando acciones de formación. Así intentamos reflejarlos en la imagen identificativa de GROC.
Quien debería de marcar el tempo de este proceso es quien genera el conocimiento. Si no se tienen claros los objetivos y los contenidos de la formación, todo lo
demás es inútil. Pero, ¡no! En seguida te das cuenta que quien marca el ritmo es el sistema: las demandas, los calendarios, los formatos, el presupuesto, etc.
Mientras esto se cumpla, lo que se diga, lo que se haga y para qué sirve son accesorios.
Se ha llegado una especie de esquizofrenia colectiva en la cual de "formación" sólo queda el nombre. Por un lado, la
tradición y el sentido común nos dicen que la clave del éxito reside en los contenidos y en los formadores. Por otra lado, la lógica
del sistema comienza para fijar los aspectos que deberían de ser secundarios (fechas, horarios, economía,...) y los aspectos esenciales se dejan en
segundo plano. Al final, con una presentación en Power Point se arregla todo.
Orientar la formación (sólo una parte, no toda!) a la innovación y a la mejora implica que los formadores difundan y expliquen
lo que han trabajado: con realismo, aceptando las propias limitaciones, exponiendo las dificultades y los errores, animando a las personas a probarlo. Y, sobretodo,
sobretodo, sobretodo,.. de una manera sencilla, entendedora, tocando con los pies en el suelo. Con múltiples limitaciones y errores (¡quien tiene boca, se equivoca!)
es lo que procuramos hacer en GROC.
Todos tenemos una edad
Tempus fugit. Todos tenemos una edad. Nací en 1960 y, por lo tanto, peino algunas canas, pronto se hará evidente la alopecia, la presión
arterial avisa... Todo invita a regular el ritmo de vida, de cuidarse, de hacer un poco de ejercicio, a descansar.. Me gusta trabajar y lo hago, pero debo dosificar. Es una cuestión
de higiene mental y de bienestar personal.
La creación de GROC y la difusión del trabajo han comportado un aumento considerable de las actividades. Se lleva la palma el primer
trimestre del 2009. En el calendario, los números de colores se tocan. Esto conlleva mucho cansancio y hace evidente la conveniencia de bajar el ritmo.
No es fácil costará: porqué me gusta, porqué creo en ello, porqué es reconfortante, porqué forma parte de mi vida...
pero, debo hacerlo.
Este planteamiento también se puede aplicar a la dinámica de GROC. Los grupos de trabajo son organismos con vida propia,
resultante de la combinación de las motivaciones, intereses y entusiasmos de sus integrantes. Hasta el momento, el itinerario de GROC ha estado
ascendente, de crecimiento continuado. Pero llegará un día que las cosas cambiaran: porqué los años pasan, porqué
la escuela evoluciona, porque las personas ven las cosas de una manera diferente... Tarde o temprano, llegará un momento que GROC deberá
replantear su dinámica y, tal vez, deba plantearse su disolución. Se trata de mantenerse alerta para advertir que se acerca el final.
El equipo y la persona
Si has tenido la paciencia de leer los diversos apartados de esta larga introducción, habrás advertido que están escritos
en primera persona. Quizás te hayas planteado ¿qué papel tiene el equipo GROC? Tiene un papel fundamental; sin el equipo nada no seria posible.
Ello no obstante, los temas tratados reflejan un posicionamiento personal y, por lo tanto, me parece que lo más honesto y claro era escribirlo en primera persona.
En la investigación (elaboración de conocimiento útil) el papel del equipo (los integrantes actuales, los que han formado
parte de él en áreas anteriores y, también, los colaboradores de todo Cataluña y el estado) es fundamental. Sin ellos nada sería
posible. En las sesiones de trabajo, con la confianza que otorga la amistad y horas compartidas, hemos comentado más de una ocasión este tema.
De la boca de algunos compañeros han salido frases como:
"Al fin y al cabo, nosotros únicamente venimos aquí un lunes al mes a hablar"
"Yo vengo muy a gusto pero la verdad es que aún no sé porqué nos necesitas.
Todo lo que hacemos es explicar lo que pasa en nuestros centros, el porqué creemos qué pasa y lo qué procuramos hacer para solucionarlo"
"Me gusta mucho estar en GROC durante todo este año... pero pienso que he podido aportar muy poca cosa."
La respuesta a tales manifestaciones siempre ha sido la misma: cada uno hace la parte del trabajo que sabe hacer, la que le corresponde y, entre todo, hacemos un buen trabajo.
"Sin vosotros, nada de lo que hacemos sería posible"
"En cuanto a los resultados, es cierto que fundamento el trabajo, delimito y conduzco el proceso, organizo y sistematizo la información,
establezco el formato y, finalmente, escribo. Es mi parte del trabajo. De acuerdo. Pero sin vuestras aportaciones, sin los testimonios de la realidad, nada de lo que hacemos
no sería real, útil,..."
A lo largo de estos años he aprendido a avanzar juntos en una metodología de trabajo que ha surgido de una manera espontánea,
que es singular, que ha desvelado el interés de otros grupos e investigadores. En la base de todo ello se encuentran las personas, la voluntariedad en la
afiliación al proyecto (el grupo se encuentra permanentemente abierto a nuevas incorporaciones) y, también, la libertad para abandonarlo cuando
las circunstancias lo aconsejen (hay circunstancias en las que apetece estar y otras en las que no es posible). Ahora bien, es fundamental que los que están
se encuentren a gusto y los que han estado guarden un buen recuerdo de su paso por GROC.
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